Muchos de nosotros miramos continuamente vuelos y hoteles para viajar, ya sea por negocios o por diversión. Es en este momento en el que nos sorprendemos al darnos cuenta que de un día para otro los precios pueden variar mucho. De esta forma, hoy vamos a hablar sobre la razón y cuáles son los factores que intervienen en este hecho.

La respuesta más simple es porque nuestra Ley de Competencia Desleal y la Ley de ordenación del Comercio Minorista lo permiten en todos aquellos productos y servicios que no sean de primera necesidad. Los denominados productos de primera necesidad son aquellos como la electricidad, el gas, el transporte público, las especialidades farmacéuticas, etc.

Tanto los vuelos como los hoteles son productos que tienen una vida muy corta, esto es debido a que en cuanto pasa la fecha de este servicio ya no se puede comprar y la compañía no obtiene beneficios. De esta forma, las compañías y empresas están casi obligadas a optimizar los ingresos para ser más rentables y obtener algún beneficio. Podríamos definirlo como un ajuste en tiempo real entre la oferta y la demanda. A mayor demanda, mayor precio y viceversa.

¿Esto ocurre en otros sectores?

Lo cierto es que sí, existen muchos otros negocios a los que no prestamos tanta atención que también utilizan esta estrategia para poner sus precios. Por ejemplo, en Japón existen unos grandes almacenes donde tienen sushi envasado listo para ser vendido, si se compra a primera hora de la mañana, el precio de la caja es de 12€, si se compra por la tarde, pasa a ser de 10 u 8€, mientras que si se compra justo antes de cerrar, la caja puede costar unos 3€. Por lo tanto, la caducidad y demanda del producto es lo que hace que el precio varíe tanto.

También existen otros sectores más conocidos que también lo hacen, como en estadios, teatros y eventos deportivos. Las tarifas de estos lugares cambian en función de la persona que jugué o toque, la ubicación del asiento, etc.

Con tal de conseguir el mejor precio se supone que deberíamos esperar siempre hasta el último momento para conseguir las entradas o comprar los vuelos, pero lo cierto es que si hay una gran demanda lo más seguro es que nos quedemos sin plazas, es por eso que mucha gente está dispuesta a pagar cualquier precio.